Norma fue arrestada dos veces en Nueva York, en una ocasión un abogado le dijo que lo mejor que podía hacer era declararse culpable por ejercer la prostitución y con eso saldría de inmediato. Ante el temor de que le pasara lo que le había pasado en México cuando se enfrentó a la persecución y a la violencia policial, Norma se declaró culpable y salió, sin embargo, no corrió la misma suerte un día en noviembre del 2005 que un supuesto cliente, según cuenta, le dijo que la llevaría hasta la casa y en medio del camino le dijo que le hiciera sexo oral. “Se trataba de un policía encubierto”, asegura.
Recordar este episodio de su vida la pone demasiado emocional y por eso se abstiene de dar muchos detalles, al estar detenida fue notificada que tenía una orden de deportación y todo indicaba que se había generado cuando se declaró culpable de ejercer el trabajo sexual.
Desde 2005 la policía de Nueva York ha reducido su colaboración con ICE.
En 2014, el ayuntamiento aprobó una ley que limitaba la capacidad de la policía para transferir reclusos a la custodia del ICE. Desde octubre de 2013 hasta septiembre de 2014, I
CE pidió al NYPD que retuviera a 2.635 reclusos más allá de sus fechas originales de puesta en libertad para darle tiempo a la agencia a decidir si procedían con procedimientos de deportación. Durante este período, la policía de Nueva York cumplió con 196 de esas órdenes. Apenas unos años después, de julio de 2019 a julio de 2020 el NYPD
cumplió con cero de las 2,103 órdenes emitidas por ICE durante este período. Sin embargo, la ley aún deja abierta la posibilidad de que la policía cumpla con las órdenes ICE si un recluso ha sido condenado por un delito sexual.
“Cuando terminó mi caso por prostitución, me mandaron a Nueva Jersey y ahí empezó mi calvario porque en me metieron en una caja, en un cuarto oscuro, frío, solitario, yo decía pero ¿por qué estoy aquí? Yo me quería morir”, recuerda Norma.
Los Inmigrantes como ella son vulnerables a sufrir lo que los defensores llaman “la tubería de la prisión a la deportación”, un sistema por el cual un arresto atrae la atención de ICE. En febrero de 2019, ICE
confirmó que detentaba más de 100 personas trans en 20 centros de detención en todo el país.
A Norma la trasladaron a Louisiana a otro centro de detención que era de hombres y del cual no quiere ni recordar el nombre “No tenía dinero en el teléfono. No podía hacer una llamada. Yo le dije al juez que no me deportara a México porque mi vida corría peligro”, agrega.
Las condiciones en el centro se pusieron cada vez más difíciles al punto de que ella se empezó a enfermar.
“Me estaba muriendo en la cárcel porque no tenía a nadie. No me dejaban salir a tomar el aire ni nada . Mi único delito era no tener papeles y ser una mujer trans.. Yo no tengo la culpa de ser quien soy y que ellos me hayan encerrado como un vil delincuente”, asegura.
De acuerdo a Lynly Egyes, director legal del Transgender Law Center, que anteriormente representó a trabajadoras sexuales trans en la detención migratoria como director legal del Sex Workers Project del Urban Justice Center, “Las personas transgénero no pueden ser retenidas de forma segura en los centros de detención de inmigrantes” y esto, según él lo comprueban los casos de muertes de personas trans en estos espacios.